Playa Girón y Bahía de Cochinos: las dos caras de la historia

 


Miguel Ángel Sánchez desentraña las capas de propaganda, silencio y manipulación que marcaron la versión oficial cubana de los hechos.

Más de seis décadas después de la invasión a Playa Girón o Bahía de Cochinos, los ecos de aquel episodio siguen resonando en la memoria cubana. El escritor Miguel Ángel Sánchez vuelve sobre aquellos días en su libro Bay of Pigs. The Two Sides of the Story, una obra rigurosa y desmitificadora que reconstruye los hechos desde ambos bandos y desentraña las capas de propaganda, silencio y manipulación que marcaron la versión oficial

En conversación con DIARIO DE CUBA, Sánchez comparte aspectos del proceso de investigación y escritura, su mirada sobre los protagonistas de la invasión y las lecciones que Girón aún puede ofrecer a las nuevas generaciones de cubanos.

¿Qué le motivó personalmente a escribir Bay of Pigs… y revisar uno de los episodios más controvertidos de la historia cubana?

En las décadas de 1960 y 1970, todos los libros sobre Girón eran testimonios personales que no ofrecían un panorama total y visual de los acontecimientos históricos, en especial del combate bélico. Al comprobar que por esa vía no iba a comprenderlo, me hice el propósito de investigar el hecho, al igual que han hecho otros autores de literatura histórica.

Siendo un tema de tanto interés, ¿siguió algún objetivo al publicar la primera edición en inglés?

En inglés están publicados los estudios más completos sobre el tema y existe un mundo académico de alto nivel. De manera que una actualización sobre Girón era obligada en ese idioma, sin olvidar el español por el interés de las comunidades hispanas, en especial la cubana, tanto fuera como dentro de Cuba. Aunque seguramente esta tendrá poco o ningún acceso a la presente edición.

El escritor Miguel Ángel Sánchez.

El escritor Miguel Ángel Sánchez. Cortesía del entrevistado

El libro demuestra un amplio conocimiento del lenguaje militar y la estrategia de combate. ¿Tuvo asesoría técnica o formación específica para comprender con precisión los aspectos tácticos de la invasión?

Mi conocimiento viene por dos vías. Uno de los esposos de una prima era un gran lector de temas militares. En su casa estaban los tomos completos de Churchill sobre la Segunda Guerra Mundial, biografías de Eisenhower y Rommel, estudios de campañas específicas (como la guerra naval en el Mediterráneo) y otros clásicos como Trevor Roper y Cornelius Ryan. Fue este último el que seguí como ejemplo, pues narra la historia como periodista y no como historiador. 

A lo largo de varias décadas de lecturas militares, el lenguaje se impregna en el subconsciente. Además, cuando fui llamado al servicio militar en Cuba, en 1964, me destinaron a una unidad de artillería terrestre de cañones de 122 milímetros. Luego estuve en otra de requerimientos matemáticos más avanzados, de cohetes tierra-tierra de corto alcance llamados FKR que, visualmente, parecen aviones MiG-15 pero con rampas de lanzamiento.

Esencialmente, fue mi interés por el tema militar, más que mi propia experiencia, la que me permitió manejar esos temas con cierta fluidez. Debo aclarar que, en la artillería, yo formaba parte de la escuadra de exploración que acompañaba al jefe de la batería. Mi arma era un plano director de fuego, donde se marcan las posiciones de los blancos y de los cañones propios. Haber conocido el principio y manejo de un fuego artillero fue de gran ayuda, y más el haber tomado parte en maniobras con fuego vivo como operador y luego como editor de un boletín para las llamadas unidades de artillería terrestre. Esto me permitió conocer de cerca y entrevistar a oficiales que luego dieron su testimonio para este libro.

Durante la investigación, ¿cuál fue el descubrimiento o documento más revelador que cambió su visión de Bahía de Cochinos?

No fue un documento o descubrimiento único, sino la conexión entre varios de ellos. Si bien la lucha contra las crecientes tendencias totalitarias de Fidel Castro, tendían a una batalla que ambas partes consideraban inevitable, la manera en que la abordaron no pudo ser más diferente. Por el lado norteamericano el aspecto político era esencial, mientras que, para el régimen de Castro, la preparación militar y control policíaco eran imperativo. 

En los meses previos a abril de 1961, se hizo evidente la enorme diferencia de fuerzas entre ambas partes: de un lado una brigada de menos de 1.500 efectivos, y del otro un ejército con un cuarto de millón de hombres sobre las armas. Adentrarme en el tema era doloroso, pues cada vez resultaba más evidente el resultado del combate

Otro aspecto sorpresivo fue descubrir que las reuniones de la CIA con Kennedy no mencionaban los sitios de concentración de tropas de Castro, como Trinidad, donde no se produjo una valoración militar de las fuerzas que la defendían.

¿Cómo influyó el contacto con veteranos de ambos bandos —tanto brigadistas como soldados del ejército revolucionario— en su comprensión del conflicto? ¿Hubo algún punto de coincidencia inesperado? ¿Qué limitaciones o autocensuras percibió todavía activas en el tratamiento del tema?

Como mencioné antes, varios actores de este libro eran personas que conocía. No eran mis amigos, fueron mis jefes entre 1964 y 1967. Otros sí fueron mis amigos y también, a veces, mis jefes, como el primer teniente Eduardo Heras León y el comisario político Julio Hernández de Armas. De la Brigada 2506 pude tener la relación más estrecha con mi hermano Heriberto Sánchez, pero su batallón no llegó a abordar los barcos en Nicaragua. De manera que, fue el jefe de mi tropa de boy scouts, el paracaidista Sergio Carrillo, la figura más cercana. 

El tema de la censura o la autocensura en Cuba es clásico. Este viene dado porque ciertos temas y comentarios son tabú y no importa si uno trata de escabullirlo entre frases. Entonces uno saca conclusiones y dice, para qué escribirlo si al final lo van a borrar con una amonestación cuando menos. Mientras escribía el libro, varios brigadistas al leer algún fragmento me decían: "No pongas eso, no va a ayudar". 

Esta situación no genera la misma presión que ser encarcelado, pero sí implica un proceso de reflexión personal que puede resultar complejo de afrontar. En el libro hay un episodio de naufragio para el que me aconsejaron no relatarlo con la misma crudeza que ocurrió, sino de la manera en que lo cuenta otro náufrago. Aquí al menos existían dos versiones y yo escogí la menos dolorosa, pero, tal vez, la menos verídica en aras de no abrir viejas y dolorosas heridas.

A lo largo del libro se percibe un esfuerzo por definir bien las posturas y objetivos de cada bando. ¿Considera que las nuevas generaciones de cubanos deberían aprender algo de aquellos hombres que participaron en la invasión o de quienes los enfrentaron?

Muchos de los hombres que se enrolaron en la expedición conocían el riesgo al que se exponían. Ese ejemplo de desprendimiento humano en aras de una causa, deja un legado y un principio a seguir, el mismo que hoy hace posible que mujeres y hombres se lancen a las calles para protestar, a pesar de la enorme represión a la que quedan expuestos una vez que dan el paso al frente y se convierten en figuras públicas. Entre ellos apunto al heroísmo cotidiano de los periodistas independientes.

Ciertamente, el libro se publica en un momento en que Cuba vive una nueva etapa de desencanto y protesta social. ¿Cree que la historia de Bahía de Cochinos ofrece paralelos o lecciones para entender el presente del país?

Sí, creo en los paralelos y en las coincidencias, pues una vez más hay fuerzas que impulsan a los cubanos a encontrar una solución y a enfrentar el poder omnímodo de la dictadura, como en 1961. Antes, era por medio de las armas, ahora mediante reclamos masivos populares, desobediencias e incluso sabotajes individuales.

Después de años de investigación, ¿qué conclusión personal le deja este viaje por los archivos, los recuerdos y las heridas de Girón? 

Al principio se percibe una sensación de oportunidad perdida y de vidas truncadas. Posteriormente, se observa que muchos de los brigadistas prisioneros, tras ser liberados, participaron nuevamente en acciones contra el poder comunista, tanto en la Isla como en otros continentes y países. El ejemplo de esa ayuda en la captura de "Che" Guevara es reveladora. Actualmente, esas actividades son poco recordadas en Cuba y han quedado relegadas por la propaganda oficial, aunque persiste el testimonio de su sacrificio.



TOMADO DE Playa Girón y Bahía de Cochinos: las dos caras de la historia | DIARIO DE CUBA

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