La leyenda de los dos volcanes: Iztaccíhuatl y Popocatépetl
POR Versión de Paola Artmann
Había una vez, en el Valle de México, una hermosa princesa llamada Iztaccíhuatl, hija del poderoso emperador de Tlaxcala. Su belleza y gracia eran conocidas en toda la región, y muchos pretendientes se acercaban a su padre para pedir su mano en matrimonio. Pero el corazón de Iztaccíhuatl ya estaba ocupado por un guerrero valiente y apuesto llamado Popocatépetl, quien había ganado su corazón con su coraje y su lealtad.
Con la aprobación del emperador, Iztaccíhuatl y Popocatépetl decidieron casarse y pasar el resto de sus vidas juntos. Sin embargo, cuando los aztecas declararon la guerra al imperio, Popocatépetl tuvo que partir para cumplir con su deber como guerrero y defender su tierra natal.
Iztaccíhuatl despidió a su amado con un abrazo y la promesa de esperarlo hasta su regreso. Popocatépetl luchó con todas sus fuerzas durante varios meses hasta lograr vencer a sus enemigos y regresar victorioso al palacio. Pero sus enemigos, anticipando la derrota, hicieron llegar falsos rumores al palacio acerca de la desaparición de Popocatépetl en la guerra. Cuando los rumores llegaron a oídos de Iztaccíhuatl, abrumada por el dolor, cayó en un profundo sueño del cual nunca logró despertar.
Popocatépetl regresó al palacio y devastado por la condición de su amada, decidió llevarla en sus brazos a una montaña muy alta para protegerla y cuidarla. Pronto sus cuerpos se cubrieron con un manto de nieve y hielo.
Después de muchos años, en el lugar donde reposan los enamorados, surgieron dos enormes volcanes: Iztaccíhuatl o Mujer dormida y Popocatépetl o Cerro que humea.
Se dice que el corazón de la princesa sigue latiendo bajo la nieve y el hielo del Iztaccíhuatl, mientras que el valiente guerrero permanece en la cumbre del Popocatépetl, velando por su amada y recordando su amor eterno. Aún en nuestros días, la conmovedora leyenda del amor imposible de Iztaccíhuatl y Popocatépetl sigue viva en el horizonte del Valle de México, recordando a todos que el verdadero amor es eterno e indestructible.
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