¿Las personas realmente cambiamos?
¿Las personas cambiamos a lo largo de la vida? 🧠 |
Seguramente hayas oído en más de una ocasión eso de que “las personas no cambian”. Lo cierto es que esta premisa es tan popular como contraria a las bases de la psicología. Y es que la ciencia del comportamiento procura, entre otras cosas, comprender al ser humano con el objetivo de favorecer procesos de cambio en favor de la salud mental y el crecimiento personal. |
Lo cierto es que, en lo que respecta al mundo interno del ser humano, las generalizaciones no suelen ser útiles. No podemos afirmar radicalmente si las personas cambian o no lo hacen porque en este proceso siempre hay matices. |
Si pensamos en un hipotético reencuentro con alguien tras un período de tiempo relativamente largo, seguramente podríamos decir que la persona sigue igual pero, a la vez, diferente. En este sentido, la investigación nos indica que, si bien las personas tienden a evolucionar, sus rasgos centrales de personalidad tienden a ser estables. Los “Big Five” (apertura, escrupulosidad, extraversión, amabilidad, neuroticismo) tienden a permanecer constantes en la adultez. |
Esto no significa que seamos figuras de cera impasibles ante las influencias externas. Las personas asumimos procesos de cambio pero lo hacemos, generalmente, a través de tres procesos: |
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La conclusión que podemos extraer de todo esto es que el cambio no es una cuestión dicotómica. Los procesos de cambio son progresivos, a veces sutiles, y siempre tienen muchos matices. Además, son voluntarios y conscientes, ya que para poder llevarse a cabo requieren de una motivación intrínseca, es decir, que venga de dentro del propio individuo y no de presiones externas. Además de nuestro propio deseo de cambio, existen otros catalizadores potentes. Entre ellos están la red de apoyo de la que disponemos y también y la vivencia de experiencias intensas que nos obligan a replantearnos nuestros esquemas. Cambiar no significa en absoluto renunciar a quiénes somos, ya que los rasgos de personalidad se caracterizan por tender a ser estables. El cambio no anula nuestra identidad, pero sí nos dota de mayor madurez, conocimiento y templanza. tomado de Psicología y Mente |
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