Por qué necesitas aceptarte cómo eres y cómo conseguirlo

 



Este es un ejemplo de conversación que, con sus ligeras variaciones, se repite a menudo en mis sesiones de Coaching.

-No puedo ser así. Tengo que cambiar, soy un desastre, debería ser una persona más tranquila.

-Bueno, tal vez lo primero para que puedas cambiar es que te aceptes tal y como eres. Que dejes de criticarte y de juzgarte como lo haces.

-Pero, ¿cómo voy a aceptarme si yo lo que quiero es cambiarme?

-Pues porque sólo podemos cambiar aquello que aceptamos. Porque el cambio sólo es posible desde el amor, nunca desde el rechazo. Y quererte a ti misma significa aceptarte cómo eres.

¿Te sientes identificada? ¿Tú también rechazas partes de ti?

Es curioso como a menudo la persona a la que más nos cuesta aceptar y perdonar es la que más necesitada está de que lo hagamos: una misma.

Sí, tú eres la persona que más necesita tu aceptación incondicional.

No, no hay nadie por quién necesites ser aceptada más de lo que necesitas ser aceptada por ti misma.

Parece algo difícil de entender, pero no lo es. En realidad tiene todo el sentido del mundo…

Porque, cuando sientes que no cumples con tus expectativas, cuando te dices que eres menos de lo que deberías, cuando te rechazas a ti misma…, te llenas de culpa, odio, miedo y ansiedad.

Y porque cada vez que luchas contra algo que te bloquea, algo que no quieres, lo vas haciendo más grande y se va agarrando más a ti.

En cambio, cuando lo aceptas y lo reconoces, le estás dejando vía libre para que desaparezca.

Cuando aceptas las cosas como son es cuando sientes la confianza, la motivación y la fuerza para poder cambiarlas.

Cuando por fin te quieres y te aceptas a ti misma tal y como eres, te estás permitiendo SER, con todo lo que eso significa.

Ese es el camino para sentir que todo empieza a funcionar.

Sólo desde ahí podrás cambiar. Porque aceptarte no significa que te guste todo de ti o que no quieras cambiar nada. ¡Claro que puedes querer cambiar cosas de ti! Pero sólo podrás hacerlo si antes las aceptas…

Por eso, en mi opinión, la prueba más clara de que estás preparada para empezar a amarte, a quererte y a respetarte es que te aceptas.

Aceptas lo que sientes…
Aceptar lo que piensas…
Aceptar lo que haces…
Aceptas lo que decides…
Aceptas lo que deseas…
Aceptas lo que eres…

Aunque no siempre te guste.

Por ejemplo, siento angustia y no pasa nada.
Siento miedo y no pasa nada.
Siento envidia y no pasa nada.
Siento rabia y no pasa nada.

Acepto que muchas veces no soy tan valiente, tan segura o tan paciente como quisiera.

Abrazo este dolor, y esta pereza, y esta ansiedad, y esta vergüenza, y este orgullo, y este rencor, y esta agresividad, y estos pensamientos que no me gustan, y mi necesidad de que me quieran, y estas ganas de irme, y este deseo que me invade, y todo lo que forma parte de mí.

Porque sí, tengo miedo, pero soy mucho más que este miedo.

Todos somos todo

No nos damos cuenta de que las personas estamos completas. De que no somos sólo blancos o negros, de que tenemos toda la paleta de colores en nuestro interior. Y es maravilloso que así sea.

Nadie es siempre amable, siempre disciplinado o siempre buena persona.

A veces serás una cosa y a veces serás otra.

Si niegas una parte de ti y haces como que no existe, no dejas que haya paz en tu interior.

Si rechazas lo que no te gusta sentir, tampoco podrás sentir plenamente lo que sí te gusta, porque no te estás dando permiso para sentir en plenitud.

Piénsalo: si te niegas a aceptar que a veces tienes miedo¿cómo vas a poder trascender ese miedo? ¿Cómo vas a superar algo cuya existencia niegas?

Además, es que es mucho más difícil resistirse que aceptar.

Hagamos la prueba. Si te pido que no tengas miedo, ¿qué harías? ¿Cómo lo harías? Difícil, ¿verdad?

En cambio, si te pido que aceptes el miedo y que te permitas sentirlo, ¿a qué eso parece más alcanzable? Claro, porque lo es.

Porque, cuando lo aceptas y lo sientes, ese miedo va haciéndose cada vez más pequeño.

Y porque tú te sientes mucho mejor cuando aceptas que cuando rechazas.

Repite conmigo

(Esta parte que viene ahora puedes leerla en voz alta y repetir conmigo…).

Acepto plenamente lo que siento. No lo alimento, simplemente lo acepto. Como aceptaría a un hijo al que quiero, aunque no sea perfecto. De igual manera me acepto como soy, aunque no sea perfecta.

Y no voy a volver a decirme que debería ser perfecta, y fuerte, y tener siempre buena cara, y hacerlo todo bien, y estar siempre guapa, y delgada, y dispuesta a ayudar a todos, y siempre ahí para cuando me necesiten…

Porque me acepto como soy y me perdono por no ser como creo que debería ser.

Me acepto completa y profundamente, con mis defectos y mis virtudes.

Acepto que me siento sola, triste, vulnerable, frágil e insegura.
Acepto que necesito llorar.
Acepto que cometo errores.
Acepto que muchas veces no sé qué hacer.
Que me faltan respuestas, soluciones y pócimas mágicas.
Acepto que a veces no puedo con todo.
Que se me cae el mundo encima y que necesito ayuda.
Y acepto que siempre lo he hecho lo mejor que he sabido y que he podido.

Acepto, incluso, que a veces no soy capaz de aceptar algo. Lo acepto y, así, dejo de luchar contra ello.

Lo acepto porque quiero dejar de estar en guerra conmigo misma.

Porque, gracias a todo lo que soy, lo que más me gusta y lo que menos, SOY YO.

Soy completa, única y poderosa

Con mis valores y mis fortalezas intactos, acepto cada parte de mí.

Me acepto entera y verdadera.

Hasta aquí. Ya puedes dejar de repetir ;-).

¿Qué tal? ¿A qué te sientes más ligera? (O más ligero, que esto también sirve para ellos :-).

Es porque estás dando pasos hacia la confianza, el amor y la paz interior.

Y, si quieres interiorizarlo mejor, te voy a proponer un ejercicio para que lo integres en tu día a día:

Colócate delante de un espejo de cuerpo entero. Mírate unos segundos en silencio y vete observando cómo te sientes. Unas partes de ti te gustarán más que otras y es normal, no pasa nada.

Sigue mirándote y empieza a decirte “sean cuáles sean mis defectos e imperfecciones, me acepto como soy, completa y profundamente”.

Continúa, no dejes de mirarte. Respira profundamente y vuelve a repetir la frase varias veces. No tengas prisa, dila despacio, tomando conciencia de cada una de esas palabras. Saboreándolas…

Repite este ejercicio un par de minutos cada mañana. Recuerda que aceptar algo no significa que eso te guste o que no quieras cambiarlo, tan sólo significa que no te produce asco, rechazo o negación.

Y, si una vez que hayas dado este primer paso para subir tu autoestima, quieres seguir avanzando hacia ello, aquí puedes descargarte gratis la guía con Los diez pasos clave para mejorar tu autoestima.

TOMADO DE Por qué necesitas aceptarte cómo eres y cómo conseguirlo

Comentarios

Entradas populares de este blog

SUPREMO CONSEJO DEL GRADO 33 DE LA LENGUA ESPAÑOLA PARA EL SUR DE LOS EE UU DE NORTE AMERICA.

Trump está enviando al Estado Profundo a la letrina mientras limpia la casa en el FBI y el Departamento de Justicia

Republicanos apoyan a Trump en corte y Congreso para bloquear ciudadanía por nacimiento a hijos de indocumentados