La verdad sobre Cleopatra, a golpe de realidad virtual y metaverso: no fue ninguna belleza y sus encantos para conquistar a los grandes líderes romanos fueron su carisma e inteligencia

 





Glamurosa, exótica, apasionada, manipuladora... La imagen que aguarda nuestra memoria sobre la última gran Reina de Egipto está inevitablemente vinculada a cómo ha sido retratada en los libros, el arte o el cine. Pero esta figura, clave en la historia, era mucho más (y a veces menos) que eso. Aportando una visión distinta, y desligada de la idealización que se ha transmitido especialmente en la era moderna, se presenta Cleopatra, la exposición inmersiva, la última muestra de Madrid Artes Digitales (Nave 16 Matadero), que, a través de la tecnología, pretende descubrir al gran público quién fue realmente esta mujer.

"La idea no era redundar sobre temas que ya son muy conocidos", decía este miércoles el comisario y guionista de la exposición, Nacho Ares, en esa visita a la prensa previa a la apertura de puertas, que se producirá mañana. "Todo el mundo cuando piensa en Cleopatra se le viene la imagen de Elisabeth Taylor en esa película de los años 60, pero Cleopatra era muchísimo más. Era una mujer de su época, que fue muy valiente compitiendo con grandes hombres como Julio César, Marco Antonio, Herodes, Octavio...", detallaba durante el recorrido, que entre otras cosas, rompe con el mito de su belleza.

"No vamos a decir que fuera fea, pero desde luego era una mujer normal. Las monedas que han llegado hasta nosotros, las efigies, hablan de una mujer con una nariz grande y el mentón bastante pronunciado. Es decir, no era una mujer hermosa ni bella, no solamente para los cánones de la época sino tampoco para los de ahora. Pero era muy resultona porque era muy inteligente", aseguraba Ares.

No se le resistió ningún idioma

Precisamente en eso se centra gran parte de la muestra, en destacar su carisma, sus años de estudio y sus habilidades políticas y diplomáticas para unirse y conquistar a los más grandes, y en cómo fue capaz de reinar en Egipto proclamándose ante sus súbditos como la reencarnación en la tierra de la diosa Isis. "Ella se había preparado para gobernar Egipto. Fue a la biblioteca de Alejandría y al museo, que era donde estudiaba. Tuvo a los mejores profesores y sobre todo tuvo una visión geopolítica que en aquella época no tuvo prácticamente nadie", elogiaba el comisario sobre la gran reina egipcia, que escribió varios tratados (se hizo experta en medicina y cosmética) y no se le resistió ningún idioma (podía hablar con cualquier líder sin traductor y fue la primera de su estirpe en hablar egipcio, lo que le hizo ganar la confianza popular).

Una imagen del holograma que alberga la exposición.
Una imagen del holograma que alberga la exposición.E. M.

Contraponiendo siempre esas ideas preconcebidas sobre su figura, la exposición lleva de viaje al visitante por la historia de Egipto, desde el inicio del Imperio Helénico, con la llegada de Alejandro Magno -donde empieza la dinastía ptolemaica, de la que forma parte Cleopatra-, al fin de la reina.

Un maquillaje para invocar a los dioses

Un viaje que se inicia a través de la proyección de un holograma y que continúa por una sala interactiva, decorada con grandes papiros, que simula la alcoba de Cleopatra, donde se puede conocer en detalle cómo era la ciudad de Alejandría o vislumbrar desde el balcón de sus aposentos la mirada que tenía la soberana hacía la bahía y el faro -una de las Siete Maravillas del mundo antiguo-, además de descubrir a través de espejos mágicos todos los secretos que escondían su maquillaje, su peinado y sus joyas, gestos con los que invocaba a los dioses.

La sala inmersiva, joya de la corona del espacio (con 1.200 m2 de exposición entre paredes de 8 metros de altura), permite también, a través de una proyección de 26 minutos, introducir al visitante dentro de Alejandría en su época de esplendor, conocer cómo fue la coronación de Cleopatra o su primer encuentro con Julio César, con quien se alió para recuperar el trono de Egipto, que quiso arrebatarle su esposo, su hermano Ptolomeo XIII (con quien se casó cuando ella tenía 18 años y él apenas 10). También cómo, tras la caída del líder romano, se unió a Marco Antonio y, cómo la batalla de Accio acabó con el reinado de ambos, desembocando en su muerte, que, por cierto, hoy sigue siendo un misterio. "No sabemos realmente cómo fue, sólo que se envenenó. Pero la idea del áspid, de la cobra, si ingirió un veneno... no lo sabemos todavía", explicaba el comisario.

Una mujer, en uno de los espejos que desvelan los secretos de su maquillaje y peinado.
Una mujer, en uno de los espejos que desvelan los secretos de su maquillaje y peinado.E. M.

Una intriga sigue siendo también la ubicación de su tumba, a quienes los estudios sitúan en el templo de Isis, en Alejandría. Un tema que encuentra su espacio en la experiencia de realidad virtual, donde se puede bucear entre submarinistas por los tesoros que albergaba la antigua ciudad egipcia, sumergida hoy bajo las aguas tras varios terremotos y tsunamis.

Y a través del metaverso se puede pisar en primera persona las catacumbas de Alejandría, ser testigo de la coronación de Alejandro Magno por el dios Zeus Amón o incluso de los últimos minutos de Cleopatra recluida en su palacio a la espera de la muerte.


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