¿Qué significa ser libre?
Utilizamos el término libertad en contextos políticos, económicos, sociales y religiosos. Pero ¿qué significa exactamente ser libre? La respuesta a esta pregunta es crucial, ya que las diferentes concepciones de la libertad implican diferentes ideales políticos y diferentes modelos de gobierno. Un buen punto de partida para explorar qué significa ser libre es la distinción introducida por el intelectual de principios del siglo XIX, Benjamin Constant.
En una obra de 1819 titulada “La libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”, Constant ofreció dos ideas antagónicas sobre lo que significa ser libre. La concepción antigua de la libertad se centraba en lo colectivo, mientras que la moderna se centraba en lo individual. En esencia, la idea de Constant de la “libertad de los antiguos” otorgaba a los ciudadanos el derecho a influir directamente en la política mediante debates y votaciones, como en la antigua Grecia. Con “libertad de los modernos”, Constant se refería a la posesión de libertades civiles y al control de la propia vida dentro del imperio de la ley.
Considere las implicaciones. La concepción moderna de la libertad, producto de la Ilustración, afirma que, como individuos, tenemos derechos universales. Nuestros derechos no dependen de la pertenencia a una comunidad ni al gobierno. Nacemos libres e instituimos gobiernos para proteger nuestras libertades. Los historiadores sitúan la Ilustración, o Era de la Razón, entre 1715 y el comienzo de la Revolución Francesa en 1789.
En contraste, en la concepción antigua de la libertad no se comprenden los derechos individuales inalienables. En esta visión de la libertad, lo colectivo es lo primero, y las personas solo tienen las libertades personales que la sociedad decide otorgarles. Por lo tanto, el gobierno es la fuente de nuestras libertades. La concepción antigua de la libertad resurgió durante la Era Romántica que siguió a la Revolución Francesa y alcanzó su apogeo entre 1800 y 1850.
Ambas concepciones de la libertad son radicalmente diferentes. Mientras que los pensadores de la Ilustración consideraban los derechos individuales como supremos, los románticos consideraban las libertades colectivas como primordiales y superiores a las individuales.
Más de un siglo después, en 1958, el teórico político Isaiah Berlin publicó sus "Dos conceptos de libertad", que, en cierto modo, paralelizaban la tipología de Constant con su propia distinción entre libertad negativa y positiva. En el análisis de Berlin, la libertad negativa se entiende como la libertad frente a la interferencia de otros. Es decir, la libertad frente a la opresión o la coerción. En consonancia con la concepción moderna de libertad de la Ilustración y Constant, la libertad negativa de Berlin se refiere a la libertad frente a los impedimentos a nuestras acciones impuestos por otros.
Este es el valor supremo del ideal liberal de un ciudadano libre para perseguir su propia idea de una vida plena sin interferencias del Estado, siempre que no perjudique a otros. En el liberalismo clásico, la función del Estado consiste principalmente en garantizar el funcionamiento pacífico de una sociedad de individuos libres. El énfasis se pone en la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades, no necesariamente en la igualdad de resultados.
La libertad positiva de Berlin, o libertad para, se asemeja a la concepción antigua de libertad de Constant, centrada en lo colectivo, donde el Estado debe intervenir para que los individuos desarrollen su potencial. Políticamente, la libertad positiva otorga libertad al colectivo para actuar conforme a su voluntad. La política de la libertad para se ejemplifica en las perspectivas del socialismo del bienestar y del marxismo, según las cuales ser libre —en el sentido de «para»— justifica que los Estados utilicen la opresión y la coerción para lograr la distribución deseada de los resultados sociales. Esta perspectiva implica que los individuos no son los mejores jueces de lo que les conviene y, por lo tanto, el Estado, que sabe más, debe decidir en su nombre.
La libertad negativa de los modernos describe la libertad frente a la tiranía y el ejercicio arbitrario de la autoridad. La libertad positiva de los antiguos especifica tener los medios para actuar. La interacción de estas dos concepciones de la libertad da lugar a conflictos sobre lo que significa ser libre.
Aún no hemos resuelto las tensiones entre los valores de la Ilustración y los del Romanticismo. En nuestra cosmovisión contemporánea, parecemos estar de acuerdo en que las naciones deben ser libres. Pero, incongruentemente, muchos adoptan la visión socialista de que la libertad la otorga el gobierno y que los individuos no tienen un derecho fundamental a la libertad.
TOMADO DE Jose Azel. joeazel@50202473.mailchimpapp.com
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