Mensaje de fe y esperanza al pueblo cubano


Sesenta y siete años de castrocomunismo han pesado sobre Cuba como una larga noche, pero en cada uno de sus corazones arde la luz de la dignidad y el deseo de libertad. «La noche no será eterna», escribió en su libro el líder del Movimiento Cristiano Liberación, Oswaldo Payá. Y así se hará y será

Sé perfectamente que no son solamente palabras de ánimo en tiempos de adversidad, lo que ahora mismo necesitan los cubanos. Pero es lo que por el momento yo puedo dar. Las escribiré no sin temblores…

Un llamado a la esperanza en medio de la opresión, del hambre, la miseria, la muerte, nunca está de más. Un llamado a la libertad de quien piensa en ustedes día y noche, pese a la distancia, no sabría decir si les aliviaría en algo. Perdonen si no es suficiente.

Queridos hermanos cubanos, me dirijo a ustedes en este momento con la voz un poco más fuerte tras varios intercambios con otros hermanos del exilio durante mi reciente estancia en Miami, aprovecho con un mensaje de fe y esperanza para asegurarles que la libertad está cerca y que ustedes serán los líderes que la conseguirán, porque serán sus guías propios; sabiendo que han soportado muchos años de dificultades bajo un régimen que ha limitado y coartado sus libertades y aspiraciones, pero teniendo muy presente también que han sabido también darlo todo en distintas direcciones y sentidos. Ahora lo que importa es dedicar ese todo hacia una única dirección, y un solo sentido: Liberación radical y absoluta. Sesenta y siete años de castrocomunismo han pesado sobre Cuba como una larga noche, pero en cada uno de sus corazones arde la luz de la dignidad y el deseo de libertad. «La noche no será eterna», escribió en su libro el líder del Movimiento Cristiano Liberación, Oswaldo Payá. Y así se hará y será.

La fe, ustedes lo saben hoy más que nunca, es el pilar inquebrantable. Sin fe no hay vida.

La fe es el refugio del alma frente a la adversidad. Es la energía invisible que nos sostiene cuando todo parece perdido. Cuba y la oposición organizada en contra del castrismo, la real, la de verdad, han demostrado al mundo que, a pesar de las dificultades, el espíritu humano es capaz de perseverar. La fe no siempre es visible, pero se manifiesta en cada gesto de esperanza y solidaridad, en cada palabra de aliento, en cada sueño que se mantiene vivo a pesar de lo imposible. Ustedes saben más de fe que nadie, porque les obligaron a renunciar a ella, murieron por ella, y han sabido erigirse y refundarse en la fe durante décadas; aunque fueran pocos, pero llegarán a ser muchos, todos.

La esperanza, de lo que ya he escrito en diversas ocasiones, es la luz en la oscuridad. Es la Luz Divina, Vuelvan a ella. Regresen a Dios, recen por Cuba.

La esperanza es la certeza de que el futuro puede mejorar, de que las cadenas de la opresión no son eternas. A lo largo de la historia, muchos pueblos han vivido largos periodos de sufrimiento, pero ninguno ha sido capaz de apagar el anhelo de ser libres. La esperanza es una semilla que crece incluso en los suelos más áridos. Es su derecho y deber seguir soñando con una Cuba libre para todos, abierta, plural y justa, donde el social comunismo no tenga cabida de ninguna forma.

La unidad, juntarse, como escribió José Martí, en una fuerza transformadora, como ya se hizo el 11 y 12 de julio del 2021, donde ustedes supieron, cada uno, erigirse en líder, será la vía más pronta, necesaria, y sin que nadie se interponga como mediador en nuestros intereses. Que la ayuda no sea cobrada, que la ayuda sea en pago de lo que tanto nos deben unos y otros. Y demasiado nos deben.

La historia nos enseña que «juntarse» en diversas ideas es la esencia para superar cualquier obstáculo. La fusión e intercambio de ideas entre cubanos que piensan y actúan, dentro y fuera de la isla, es fundamental para construir el futuro que merece ese pueblo. No permitan que el miedo ni la desesperanza nos dividan, ni que la burla, el choteo, la imbecilidad dirijan otra vez a un rumbo equivocado. Desechen a esos falsos líderes impuestos u orientados desde cualquier cúpula. Debemos recuperar a la Cuba grande, y apartar a la Cuba traidora y mezquina. Juntos somos más fuertes, y juntos desde cualquier puesto o plaza podrán cambiar el rumbo de la historia.

Una promesa de renacimiento es lo que evoco con toda mi alma cada noche en mis oraciones. Dios siempre escucha, como dijo hace poco el sacerdote Alberto Reyes, Dios hablará. Y cuando Dios hable, seremos libres y prósperos. Se producirá el verdadero renacimiento de la nación cubana.

Cuba volverá a florecer. Las generaciones venideras hablarán de este tiempo como una etapa dura, pero también como la antesala de un renacimiento. Conserven, guarden la esperanza, preserven la fe y manténganse juntos en una sola idea: la de la libertad. Su coraje será recordado y su lucha inspirará a otros a no rendirse jamás.

Hoy más que nunca, los cubanos obligados al exilio, desperdigados por el mundo, observamos la resistencia de la que los cubanos de adentro han sido capaces, la misma de la que hemos sido capaces en el pasado cuando estuvimos allá, y admiramos su energía y fortaleza. No permitan que la opresión, el rencor, el miedo, silencien sus voces. Y si en algún momento sienten miedo, sepan que todos hemos sentido miedo, que el miedo es humano; pero que los enemigos de Cuba, los traidores de la nación cubana, hoy sienten todavía más miedo, porque saben que no son inocentes, son culpables ante Dios y ante los hombres.

Miren de frente al futuro con confianza, porque la historia está de nuestro lado. La libertad y la justicia triunfarán. ¡Ánimo, Cuba, p’alante es p’allá! ¡Nuestra hora sonará! «Adelante, adelante, adelante», que diría Jorge Mas Canosa. «La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto, a pensar y a hablar sin hipocresía», como escribió José Martí, que también dejó claro que «Patria es humanidad».

Feliz Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador.


TOMADO DE ED. Mensaje de Fe y esperanza al pueblo cubano - ZoePost

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