Aprender a escuchar
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No podemos comunicar si no sabemos escuchar. De hecho se ha demostrado que la efectividad de la comunicación oral depende más de cómo sabemos escuchar que cómo sabemos hablar. En determinadas actividades el 80 % del tiempo de trabajo está relacionado en escuchar. Todos tenemos experiencias en la que la falta de saber escuchar ha comportado una serie de conflictos o fracasos. Curiosamente en muchos de los planes de comunicación de empresas o organizaciones no se contempla la escucha como una parte importante de las estrategias comunicativas.
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7 Claves para saber escuchar
Escuchar no es una actividad pasiva
Saber escuchar miedos, preocupaciones, estados de ánimo y aspiraciones no verbalizados
Una buena capacidad de escucha requiere sabiduría
Escuchar a los demás con respeto y validación
Escuchar sin estar pendientes de lo que vamos a responder
Escuchar y captar las señales que nos indican que hay dificultades o problemas
Escuchar con optimismo y humanidad
Escuchar puede ser muchas cosas pero no una actividad neutral. Durante el proceso comunicativo ocurren muchas cosas en la persona o personas que escuchan ( si escuchan bien por supuesto)
Escuchar a seres humanos supone no sólo oír lo que se dice, sino también captar el sentido de las palabras pronunciadas, el contexto, qué es lo que quiere conseguir el que habla, cuáles son sus valores, sus miedos, sus objetivos, etc.
Pero no sólo se trata de captar lo que se dice sino también el lenguaje no verbal que acompañan los mensajes, las actitudes y los sentimientos que despiertan en nosotros.
Cuando las personas hablan no siempre nos revelan sus pensamientos más profundos, sus ambiciones y sus preocupaciones. La mayor parte del tiempo, ni el que habla ni el que escucha se dan cuenta de estas cuestiones subyacentes, pero a pesar de ello están bien presentes.
Las personas que saben escuchar, saben estar atentas hacia las emociones y preocupaciones no verbales. Cuando ellas las "oyen" pueden empatizar (verbal o no verbalmente) y mandar mensajes al que habla en este sentido.
La intuición juega un papel importante. Curiosamente para que podamos darnos cuenta de nuestras intuiciones hace falta que nos sepamos escuchar a nosotros mismos….
Uno no puede saber escuchar si no comprende a los seres humanos. No es tarea fácil. Se trata de estar en constante aprendizaje del ser humano.
No puedo "escuchar" bien una persona que tiene un acceso de cólera sino comprendo un poco como funcionan las emociones en el ser humano, así como el hecho de haber reflexionado gracias a experiencias anteriores también va a ayudarme a "escuchar".
Aprender constantemente acerca del ser humano y de sus relaciones con la sociedad nos puede ser de gran ayuda.
En el fondo es como saber escuchar música clásica, no hace falta ser un músico o tener amplios conocimientos de solfeo, pero es necesario haber escuchado e interiorizado muchas piezas musicales.
Uno de los secretos para convertirse en un una persona con una gran capacidad de escucha es el de ser capaces de respetar y validar lo que los otros dicen. Ello no quiere decir que se tenga que aceptar o estar de acuerdo con lo que se ha escuchado. Más bien se trata de mandar el mensaje de "buena recepción" y de "comprensión".
La mayoría de las veces cuando escuchamos a los demás, buscamos destacar sus defectos o errores en lo que la persona dice. A menudo estamos en desacuerdo ( manifiesto o no) con las opiniones, sentimientos, actitudes o puntos de vista de la otra persona. Pero nadie le gusta que los demás estén en desacuerdo con él/ella. Todos queremos que los demás estén de acuerdo con nuestros puntos de vista o al menos queremos que nuestros sentimientos y pensamientos sean considerados y respetados.
Si no hacemos que la persona que nos habla se sienta respetada, difícilmente podrá sentirse comprendida y en comunicación con nosotros.
Es difícil escuchar si no estamos atentos a lo que los demás nos dicen y transmiten. El problema está en que mientras la otra persona nos está hablando, nuestras cabezas están ocupadas con nuestros pensamientos y agendas, pensando en los asuntos pendientes, como vamos a solucionar determinado problemas, juzgando la persona que nos está hablando, etc.
Escuchar sin pensar es un requerimiento para escuchar a otras personas con respeto y mantener una obertura mental que nos permita valorar lo que nos brinda la interacción. Uno no puede escuchar realmente a otros si su atención está concentrada mayormente en uno mismo.
Esto incluye el no prejuzgar o pre-evaluar lo que los otros van a decirnos. A menudo, debido a experiencias anteriores, empezamos a escuchar a alguien con el prejuicio de que ya sabemos que es lo que nos va a decir o que esperamos que como siempre no diga nada interesante por ejemplo.
Cuando nuestra escucha disminuye, el contacto desaparece progresivamente.
Es importante prepararse para " escuchar" los indicios que nos pueden indicar que algo no marcha o que hay un conflicto latente, o mensajes no explícitos.
En general las personas no acostumbran a decirnos de golpe y porrazo sus sentimientos agresivos, sus aprehensiones o sus desengaños acerca de nosotros. A menudo no quieren entrar en una confrontación abierta con nosotros. Incluso pueden pensar que sin decirlo esperan que captemos estas señales.
A medida que somos más capaces de "escuchar" estas señales, podemos apreciar que es lo que sucede realmente a la otra persona. "Escuchar" el grado de compromiso, integridad y carácter de la otra persona es una habilidad que nos puede resultar muy útil.
Estas habilidades no son difíciles de desarrollar, pero requiere práctica y esfuerzo para manejarlas. A veces se trata sólo de dejar pasar indicios obvios o inconsistencias porque en el fondo no queremos oírlos o porque preferimos ignorarlos.
Muchas personas están presas por sentimientos o pensamientos negativos. Cuando comunican con los demás, estos estados negativos salen a la luz, e incluso esperan que los demás acepten y compartan sus puntos de vista negativos.
Las personas que saben escuchar tienen la habilidad de escuchar a las personas de forma positiva, a pesar de su posición negativa. A pesar de que en realidad ocurren accidentes o golpes de fortuna negativos, es necesario encontrar mensajes que positivicen la situación dentro de lo posible.
Cuando conseguimos limitar la parte negativa y destacar lo positivo de nuestro interlocutor, en el fondo le estamos mandando un mensaje de confianza en sus capacidades en superar su propia situación. Por supuesto ello requiere tacto, sensibilidad y acertar los momentos adecuados.
Reglas para una buena recepción
Para ser eficientes en la escucha es necesario saber utilizar el tiempo que disponemos. Podemos definir cuatro reglas básicas:
El que escucha piensa avanzadamente lo que el que habla está diciendo, intentando anticiparse lo que se está diciendo en el discurso oral y las conclusiones probables que este discurso va alcanzar.
El que escucha sopesa la evidencia que usa el que habla para poder dar soporte a los puntos que el/ella expone.
Periódicamente el que escucha repasa y mentalmente resume los puntos de la conversación o del discurso hasta el momento presente.
A través del discurso, el que escucha " escucha entre líneas" en búsqueda de significados que son evidentes las palabras dichas. Además pone atención a la comunicación no verbal (expresiones de la cara, gestos, tono de voz, etc.) para ver si ello añade significado al discurso oral. Puede preguntarse " El que habla está evitando el sujeto conflictivo. ¿Por qué lo hace?
La velocidad con la que hablamos comparada con la que las personas hablan nos procura el tiempo necesario para completar las cuatro tareas o " reglas" que acabamos de describir para el que escucha. No obstante ello requiere una cierta práctica antes de que tengamos la agilidad suficiente.
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