Le das poder a las cosas en que pones tu atención

Somos nuestra atención. Somos lo que somos por nuestros pensamientos dominantes. Somos conciencia creadora. La realidad no existe, la realidad la estamos creando a cada instante con nuestra actitud mental. De manera consciente o inconsciente siempre estamos atrayendo aquello que somos conscientes de ser.
 
La Física clásica –la física newtoniana– contemplaba la realidad como si fuera algo externo y objetivo, buscándole una explicación mecanicista y determinista. Para la Física Cuántica, por el contrario, la ve como un continuo del que nuestra conciencia no está separada. Dicho de otra manera, en el momento en que te pones a observar esa realidad la estás modificando. Es cambiar de paradigma: de ver para creer a creer para ver. Por eso la física cuántica se la conoce como la física de las infinitas posibilidades.

En el documental Ilusión y Realidad se explica que todo en este mundo, y también las personas, somos átomos, y los átomos son espacios vacíos, es decir, tensión energética. Un vacío moldeable a través de la intención. La conciencia da forma a la realidad. La conclusión es evidente: el Universo no es una maquinaria en la que la realidad esté predefinida sino que nuestra conciencia creadora es responsable de esta realidad, lo que implica y me lleva a actuar sin victimizarme ni culpar a nadie, a construir mi realidad desde la autorresponsabilidad.

No es casual que el fallecido Wayne W. Dyer, uno de los personajes incluido en Aprendiendo de los mejores(Alienta, 9ª edición) dijese: «Cuando cambiamos nuestra forma de mirar las cosas, las cosas que miramos cambian». Curioso, ¿verdad? Como escribíamos en el post El lenguaje del universo: «La gente no es consciente de su potencial porque piensan que la realidad (mundo exterior) es algo producto de las circunstancias sobre lo que no pueden influir. Las cosas no ocurren, hacemos que ocurran, ya sea a un nivel consciente o inconsciente». En otras palabras, la vida no te sucede, te responde.

Mucha gente repite como un loro esa frase de William Ernest Henley que dice ‘yo soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma’. Más allá de su carácter poético, esa frase no es metafórica sino real como la vida misma, porque somos dueños de nuestros pensamientos. Podemos controlar nuestros pensamientos, podemos controlar nuestra mente. Napoleon Hill escribe en Piense y hágase rico refiriéndose a Henley:

«Nos debería haber dicho que el éter en el que flota esta pequeña Tierra, en el que nos movemos y tenemos nuestro organismo, es una forma de energía que se vibra a una velocidad incocebiblemente alta; que está compuesto por un tipo de poder universal que se adapta a la naturaleza de los pensamientos que fluyen en nuestra mente y nos influye, de manera natural, para convertir nuestros pensamientos en su equivalente físico. Si el poeta nos hubiera contado esta gran verdad, sabríamos por qué somos dueños de nuestro destino y los capitanes de nuestra alma».

TOMADO DE Le das poder a las cosas en que pones tu atención – Grandes Pymes

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