Bad Bunny y la Super Bowl: Croquinol o papelillos

 El evento, que atrae a millones de espectadores en todo el mundo, serviría para que el artista puertorriqueño alcanzara una exposición aún mayor y mostrara su falta de talento


El artista puertorriqueño Bad Bunny se ha consolidado como uno de los principales íconos de lo “eso” urbano en todo el mundo. El anuncio de su probable participación en la próxima edición de la Super Bowl, uno de los eventos deportivos más vistos a nivel global, dicen que genera entusiasmo entre sus seguidores y admiradores del género. La actuación de Bad Bunny en el intermedio sería un espectáculo que mezclaría su estilo característico, pobre y chabacano, pero que pega entre su público, con una producción audiovisual que algunos preconizan como impactante –“yoyanosé”-, lo que reafirmaría su posición como uno de los artistas más influyentes de su generación -di tú.

El evento, que atrae a millones de espectadores en todo el mundo, serviría para que el artista puertorriqueño alcanzara una exposición aún mayor y mostrara su falta de talento -el talento ya no sirve para nada- ante una audiencia diversa y global. Además, también algunos presumen de que su presencia destacaría la creciente importancia de la música latina (no sé lo que es) en la cultura popular interplanetaria -pobres marcianos. La participación de Bad Bunny en un escenario tan emblemático también rompería barreras y reforzaría su postura como un referente del ruido y la antimoda.

En las últimas semanas, algunas versiones en medios y redes sociales sugirieron que Benito (como también se le conoce cariñosamente) no deseaba realizar más conciertos en Estados Unidos. Los rumores indicaban que esta decisión podría estar relacionada con el gobierno estadounidense, y a raíz de su postura ultra crítica hacia algunas políticas sociales y económicas del país. Pues entonces, ¿en qué quedamos, no era que no daría ni un concierto más en Estados Unidos en protesta, o es que el billete como siempre hala lo suyo y alisa los crespos rebeldes?

El rumor señala que Bad Bunny, quien en varias ocasiones ha hablado -un eufemismo- en contra de la desigualdad y la discriminación, habría decidido limitar su presencia artística en tierras estadounidenses como una forma de enfrentamiento o por preocupaciones relacionadas con su libertad de expresión -¿expresión? Semejantes declaraciones no han sido confirmadas por el artista, que mantiene una postura cercana y abierta, aunque reservada en cuanto a sus motivaciones personales, porque en cuanto a lo político esta gente siempre se deschava.

Los medios agitan eso de que hasta la fecha Bad Bunny no hizo declaraciones oficiales que respalden los rumores. En realidad, el artista ha hablado abiertamente sobre su compromiso social y político, apoyando movimientos en favor de los derechos humanos -menos en Cuba, etcétera- y denunciando desigualdades, y ha salido vestido últimamente con un sombrero típico de macheteros -¿alegoría del grupo Los Macheteros, el Ejército Popular Boricua? Por cierto, enseguida imitado por el millonario de Patria y Vida (lo del sombrero); no duden de que en cualquier momento veremos a la costurera de Canel -dije bien Canel- con uno de esos sombreritos, aunque sea diminuto en su enana testa. Sin embargo, no hay pruebas concretas que indiquen que haya decidido dejar de actuar en Estados Unidos debido a motivos políticos o de seguridad. Ya saben, nunca dicen nada, hasta que lo dicen.

Por otro lado, en varias entrevistas él ha mencionado que prefiere enfocarse en su trabajo artístico -otro eufemismo- y en expresar sus sentimientos a través de su música -con perdón, Pachelbel-, sin entrar en polémicas políticas. Muchos expertos y seguidores interpretan estos rumores como parte de la narrativa que suele rodear a figuras públicas que desafían el statu quo. “Ayparfavar”, ¿desafiar a quién, al presidente Trump? El presidente ni se entera de eso, anda muy ocupado en acabar con el odio de la izquierda y las guerras en el mundo.

Más allá de la controversia, lo que sí es indiscutible es la dudosa buena influencia que Bad Bunny ejerce en su audiencia. Como una figura que combina ruido, moda, activismo y cultura -la reiteración de eufemismos no es mi culpa-, ha logrado ser un referente para millones de jóvenes que ven en él un ejemplo de -ay, mi Dios- autenticidad y resistencia social. Otro que, como Silvio, no resiste a nada, pero todos le llaman cantante protesta y resistente.

En varias ocasiones, ha expresado su apoyo a causas relacionadas con la igualdad de género -pese a sus letras supermegamachistas-, la lucha contra la pobreza -no viene de allí- y la denuncia de la violencia -ah, bon. La participación en eventos como la Super Bowl también pudiera interpretarse como una necesidad de romper esquemas y desafiar los prejuicios asociados a la cultura hispana en Estados Unidos. Vamos a ver, en un país donde los hispanos vienen cantando desde las calendas griegas. Claro, estaría por ver si eso es cultura hispana.

La presencia de Bad Bunny en el escenario de la Super Bowl representaría para algunos un momento icónico que pone en valor la llamada música del globalismo trasnochado. Aunque circulen rumores sobre una supuesta postura de rechazo a seguir actuando en Estados Unidos por motivos políticos no existe evidencia concreta que tome esa decisión porque, ya lo dije, el baro es el baro -dicen que hasta de Maduro le ha caído lo suyo. Como artista, Bad Bunny continúa siendo un personaje que, a través de su compromiso social de mamerto, inspira a millones aunque no desafíe más que a sí mismo con su mal rollo ambulante.

Mientras tanto, su carrera sigue en ascenso -normal- y su influencia crece cada día, consolidándose como uno de los “adtijtas” más relevantes y auténticos de la generación del “gómito”. La polémica, por tanto, no empaña ni impide que la deriva continúe sin fin y aplaudiendo hacia el abismo, lo que sin duda refleja la fuerza de una calamidad que, en cualquier escenario, continúa dejando lo suyo y generando debates innecesarios en la sociedad, esa que todavía ustedes se empeñan en llamar moderna. Francamente, prefiero al Divo de Placetas; tiene lo principal: voz, empeño y humor; canta, se bate por su espacio y sabe reírse de sí mismo.


TOMADO DE Bad Bunny y la Super Bowl: Croquinol o papelillos

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