Gramsci, el ideólogo del «wokismo» a quien el mundo vuelve a enterrar
Su última aparición fue a propósito del marxismo del XXI, la lucha de clases sustituida por la lucha de razas y «géneros» que encontró (y aún encuentra) su camino para intentar cambiar el mundo
Como si de un objeto arqueológico se tratase, Antonio Gramsci y su pensamiento surge y se oculta igual que un monstruo de las profundidades, terrestres y acuáticas. Su ideología, el marxismo y el comunismo, el «wokismo» más actualizado, es repetidamente rechazado por el hombre a lo largo de los tiempos. Es un submarino de guerra ideológico que navega en las profundidades y espera, agazapado, el momento exacto para salir a la superficie.
Su última aparición fue a propósito del «wokismo». En España emergido gracias a Podemos y el comunismo bolivariano. El marxismo del XXI, la lucha de clases sustituida por la lucha de razas y géneros que encontró su ruta en el océano para intentar cambiar el mundo, la revolución constante, que en realidad es siempre lo mismo: la utopía y «el incendio revolucionario» que «se propaga, quema corazones y cerebros nuevos, hace brasas ardientes de luz nueva, de nuevas llamas (...) la vida es siempre revolución», dijo.
DIEZ FRASES DE GRAMSCI:
- «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».
- «La abolición de la lucha de clases no significa la abolición de la necesidad de luchar como un principio de desarrollo».
- «La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados orgánicos infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios».
- «El incendio revolucionario se propaga, quema corazones y cerebros nuevos, hace brasas ardientes de luz nueva, de nuevas llamas, devoradoras de perezas y de cansancios. La revolución prosigue, hasta su completa realización. Y la vida es siempre revolución».
- «Decir la verdad es siempre revolucionario».
- «Tomen la educación y la cultura, y el resto se dará por añadidura».
- «Condenamos el pasado en todo cuando no nos diferenciamos de este».
- «En la devaluación del pasado, hay implícita una justificación de la nulidad del presente».
- «La autoridad del partido comunista, o del partido que lidera el proceso, será omnipresente e invisible como un decreto divino. La mayoría obedecerá sin saber que obedecen».
- «El paso de la utopía a la ciencia y de la ciencia a la acción. La fundación de una clase dirigente equivale a la creación de una concepción del mundo».
Pero el incendio revolucionario, del mismo modo que se inicia y se propaga, también se apaga o se extingue. Eso es lo que está ocurriendo en la actualidad: el fuego neocomunista remite, Gramsci redivivo vuelve a la oscuridad de su mentira sistemática, como si tuviese branquias en vez de pulmones y solo pudiese permanecer en la sociedad el tiempo justo hasta que esta despierta del somnífero sectario.
Esta última vez, fiel a sus principios, se presentó con un lema-oxímoron, la contradicción, la confusión necesaria para estar entre los vivos, acaso como Drácula, rejuvenecido temporalmente con baños de tierra de Transilvania: lo «woke» («despierta»). Quienes han tenido que despertar al final, como siempre, han sido aquellos a quienes dijeron «despierta», que son a los que en realidad ellos durmieron. El comunismo como la aguja de la rueca de la sociedad convertida en bella durmiente y todo el reino de fantasía de Perrault.
Los valores de Occidente
Milei llamó a combatir el Gramsci Kultural con la «k» de los Kirchner. Trump dijo en su discurso de toma de posesión que en Estados Unidos solo se van a reconocer dos «géneros», el masculino y el femenino. Meloni en Italia está embarcada en una cruzada por los valores tradicionales de Occidente. Los mismos valores que, con la teoría de Gramsci, Sánchez está intentando destruir desde dentro: los ataques a los jueces y a la división de poderes con el objetivo de perpetuarse en el poder.
El gramscismo puro que una vez más se desmorona, incapaz de respirar en libertad. La dudosa hegemonía cultural de la izquierda que se deshace en el engaño y solo subsiste mientras las costumbres y los valores están viciados, como el aire que de nuevo se está empezando a limpiar.
TOMADO DE Diez frases de Gramsci, el ideólogo del «wokismo» a quien el mundo vuelve a enterrar

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