Alcalde Mamdani: adiós Nueva York

 AnálisisZoé Valdés



La ciudad de Nueva York, siempre vibrante y cambiante, ha sido testigo de innumerables transformaciones a lo largo de su historia. El acontecimiento más traumático, relativamente reciente, que la Gran Manzana sufrió fueron los ataques terroristas islámicos del 11/9 del 2001; los que al parecer sus habitantes han borrado de sus mentes. Comprobada la amnesia por la reciente victoria electoral de Zohran K. Mamdani, identificado en algunos círculos y por él mismo como «socialista y musulmán», ha generado un revuelo inédito en la ciudad que nunca duerme. Para muchos, este suceso marca el inicio de una nueva era; para otros, es el punto de partida para considerar un posible «adiós» a Nueva York. Explicaré las causas, las reacciones y las implicaciones de este giro político, así como los sentimientos de quienes contemplan dejar la ciudad, mayormente los millonarios y la clase media.

Zohran K. Mamdani es un político ugandés, nacionalizado estadounidense, desde hace solamente siete años, de origen ugandés e indio, conocido por su activismo progresista y su supuesta defensa dramática de los derechos de las comunidades marginadas, lo que en Nueva York apenas existe, y la prueba es él mismo.

Siempre con una sonrisa de celofán, tan oportuna como falsa. Tras su triunfo, Mamdani se ha convertido en uno de los referentes de la nueva ultra izquierda de un Nueva York extraviado en la ignorancia y la egolatría suprema, abogando por políticas que buscan redistribuir la riqueza –arrebatándosela a quienes la producen–, ampliar los servicios públicos –pagados por los bolsillos de los que él pretende empobrecer arrebatándoles sus propiedades ganadas con el esfuerzo individual– y proteger los derechos civiles de todos los ciudadanos (privilegiando a los musulmanes e imponiendo leyes como la Sharia, tal como ya sucede en sectores de Gran Bretaña, especialmente en Londres, cuyo alcalde es también de extrema izquierda y musulmán).

La etiqueta de «islamocomunista» con la que algunos sectores han intentado caracterizar a Mamdani, y él mismo se ha etiquetado sin pruritos, refleja los bien fundamentados temores y prejuicios de quienes conocen los vericuetos del lenguaje y hacia donde conducen el comunismo y el islam como discurso comunitario y societario, y la realidad evidente de su programa político. Su triunfo ha levantado preocupaciones entre sectores conservadores, empresariales y parte de la clase media-alta, quienes temen un viraje demasiado radical en la política local. Lo que sucederá más temprano que tarde.

La frase «Adiós a Nueva York» resuena cada vez más entre quienes consideran que la ciudad está perdiendo su esencia cosmopolita y su modelo económico capitalista liberal en favor de una visión más igualitaria e intervencionista. Algunos residentes, especialmente aquellos con mayores recursos porque los ha producido y no porque nadie les ha regalado nada, han manifestado su intención de mudarse a Estados con políticas más conservadoras, como Florida o Texas, argumentando que las nuevas medidas podrían afectar la inversión, el mercado inmobiliario y la seguridad.

Los cambios esperados que este sujeto anunció que pondrá en práctica son:

• Reforma fiscal: Se anticipan impuestos más altos para los grandes patrimonios y las corporaciones.
​• Vivienda accesible: Políticas para limitar la especulación inmobiliaria y facilitar el acceso a la vivienda. Nacionalización de propiedades de personas pudientes.
​• Servicios públicos: Aumento de la inversión en salud, educación y transporte público. A costa del bolsillo de los impuestos de los contribuyentes. O sea, el robo comunista de toda la vida.
​• Protección de minorías: Refuerzo de leyes antidiscriminación y programas de inclusión. Veremos hasta dónde…

Mientras una parte de la ciudadanía celebra la llegada de un liderazgo ultraizquierdista y musulmán, otra siente temor e incertidumbre por el futuro. El debate en redes sociales y medios de comunicación evidencia una polarización creciente, donde conviven la incertidumbre de una ciudad más polarizada, disminuida mediante el soborno, la corrupción y la pobreza, y el temor justificado a la pérdida de competitividad y seguridad.

Un grupo de personas pasa junto a una bandera estadounidense en Times Square

Un grupo de personas pasa junto a una bandera estadounidense en Times SquareAFP

Nueva York ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad de reinventarse y adaptarse a los cambios. Si bien el triunfo de Zohran K. Mamdani representa un giro todavía más decadente y ha generado reacciones encontradas, sólo el tiempo dirá si estamos ante un verdadero «adiós» o, simplemente, el inicio de una nueva era de oscuridad para la ciudad que pudiera funcionar –siendo optimista– como sacudida definitiva o palanca de impacto. Lo cierto es que no sabemos si la Gran Manzana seguirá siendo un laboratorio social y político, donde las ideas y los valores continúen existiendo en constante debate, o el blackout será total e irreversible.

Cada ciudadano debe decidir si se quedará a contemplar el derrumbe de una fantasía perdurable y hermosa llamada Nueva York o si prefiere buscar nuevas oportunidades en otros lugares. Ejemplos de destrucción sobran: Londres, París, Barcelona… Lo que nadie puede negar es que la duda se instala en el alma de la ciudad, siendo la antítesis de un reflejo de los grandes desafíos y aspiraciones de una época. Bye bye New York!

TOMADO DE Alcalde Mamdani: adiós Nueva York

PERFIL

Zohran Mamdani, el primer alcalde musulmán y el más joven de Nueva York desde 1892

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