La gran mayoría de las políticas climáticas serán eliminadas o muy recortadas en EE.UU. por perder su justificación legal: la “declaración de peligrosidad” de la EPA
¡Simplemente diga NO al Cero Neto de Emisiones! Las políticas climáticas serán eliminadas en EE.UU.
Las reglamentaciones adoptadas por la Administración federal desde 2009, bajo la presidencia de Barak Obama, limitando las cantidades de CO2 que están autorizados a emitir todo tipo de vehículos por carretera (para pasajeros y para mercancías), forzando la transición a los ineficientes y muy caros vehículos eléctricos y justificando las enormes cantidades de subvenciones públicas a estos vehículos, podrán ser suprimidas en su gran mayoría.
De ese modo, se prolongará la vida útil y la fabricación de vehículos con motores de gasolina o de gasóleo, como la gran mayoría de los ciudadanos occidentales deseamos.
La misma suerte correrán los asfixiantes -e injustificados- topes máximos a la emisión de CO2 que se han ido estableciendo para las centrales térmicas de gas natural y de carbón, haciéndolas en la práctica inviables y forzando su cierre, abriendo así el camino a las -también muy subvencionadas- energías eólica y solar, con el consiguiente encarecimiento de las facturas eléctricas para los ciudadanos y para las empresas y a la inestabilidad de las redes eléctricas nacionales.
El 29 de julio, la EPA (la poderosa Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU.) ya encabezada por un Administrador nombrado por el Presidente Trump, Lee Zeldin, “ha puesto en marcha el proceso formal para rescindir la denominada “Declaración de peligrosidad”.
Dicha Declaración procede de 2009 y constituyó una medida regulatoria mediante la que la EPA de la época de Obama estableció que las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero (como el metano, etc.) constituyen “un peligro para la salud humana y para su bienestar”. Esto es lo que nos explica la revista conservadora estadounidense Manhattan Contrarian (reproducido por la web RealClear Policy).
El Santo Grial. Consecuencias de la “Declaración de peligrosidad” emitida en 2009 por la agencia EPA. Su aprobación torticera en 2009
Aquella revista conservadora prosigue explicando que “dicha Declaración [de peligrosidad] ha supuesto la base [legal] de toda la subsiguiente legislación federal sobre los gases de efecto de invernadero, incluidos los esfuerzos de los reguladores de Barack Obama y de Joe Biden para cerrar las centrales térmicas de gas natural y de carbón, e incrementar los estándares de eficiencia energética de los coches con motor de combustión interna, estándares que estos coches no pueden [técnicamente] alcanzar”, forzando con ello una próxima prohibición de poder ser fabricados en EE.UU.
Como se puede ver, la adopción de aquella “declaración de peligrosidad” por parte de una simple agencia federal -la EPA- ha supuesto enormes cambios en la política energética, climática e incluso presupuestaria del país. Por ello, lo adecuado hubiera sido que el Congreso nacional hubiera decidido sobre esta importante cuestión en 2009. Pero, como Barak Obama sabía que lo más seguro es que no hubiese prosperado por esa vía, optó por un vericueto, cuestionable.
Como afirma el periódico digital de izquierda estadounidense Politico, aquella “declaración de peligrosidad” de la EPA ha representado el papel del “Santo Grial” de las políticas del Cero Neto de Emisiones en EE.UU. … “La Declaración es la base legal de la mayoría de las normas climáticas de la EPA, incluyendo la limitación a las centrales térmicas de electricidad y a las emisiones de los vehículos …”.
En 2009 se introdujo la afirmación de que el CO2 hacia peligrar la salud humana por lo que debía ser controlado
Los editorialistas del Wall Street Journal (WSJ) reconocen que la “declaración” de 2009 admitía la existencia de “incertidumbres” sobre los efectos de las emisiones de CO2 en las temperaturas, las alergias, las enfermedades … pero señalan que la “declaración” acababa inclinándose por los estudios que sostenían que el CO2 supone un peligro presente y futuro para los humanos”. “Ello a pesar de que existen muchas más evidencias [científicas] de que el CO2 tiene un impacto escaso sobre las alergias y la salud humana”, remachan los editorialistas del WSJ.
En inglés, la “declaración de peligrosidad” se denomina “endangerment finding”.
Se eliminarían normativas que suponen una incidencia de 54 billones (españoles) de US$ en costes soportados por los ciudadanos y las empresas. Sería la mayor liberalización económica de la historia de EE.UU.
Una nota de prensa de la EPA afirma que “en caso de que prospere esta propuesta los estadounidenses se ahorrarán 54 billones [españoles, de 12 doces] de dólares US en costes cada año por la derogación de toda la normativa sobre los gases de efecto invernadero, incluyendo el mandato de Biden [de 2024] para la introducción forzosa de los vehículos eléctricos, conforme a una estimación económica conservadora”. Quien desee examinar en detalle el análisis de impacto regulatorio, pinche aquí.
La derogación del enorme conglomerado normativo y prohibiciones climáticas que se están aplicando a los automóviles, hará bajar sus precios y, como dicen allí, “colocará a los ciudadanos en el asiento del conductor”, dejando que sean ellos quienes decidan qué tipo de automóviles desean comprar, no un poder federal intervencionista, como establecieron los anteriores presidentes demócratas Barak Obama y Joe Biden.
La nota de la EPA prosigue afirmando que esta liberalización económica (“deregulation”, en inglés), eliminando tantas reglamentaciones, “marcaría una de las más amplias liberalizaciones [económicas] en la historia de EE.UU. … una de las propuestas más relevantes para las empresas y familias estadounidenses”.
El considerable abaratamiento de los automóviles permitirá que las familias dispongan de más dinero para adquirir otros bienes y servicios, provocando un impulso a la actividad económica en EE.UU.
Aunque hemos centrado la atención en los efectos negativos de las normas climáticas para los automóviles, lo mismo puede decirse de los autocares (entre ciudades) y de los camiones, a los que también se está forzando la adopción de los motores eléctricos, con un elevadísimo incremento en sus costes, que los transportistas pasarían a las empresas y éstas a los consumidores finales.
Los editorialistas del conservador New York Post afirman que “La reducción de las políticas climáticas van a desencadenar una era de prosperidad en EE.UU.”.
La batalla judicial en ciernes durará seguramente años
Todo el mundo sabe que es tanto lo que está en juego en esta liberalización económica que está asegurada una fortísima batalla judicial entre la propuesta conservadora de la Administración Trump y la izquierda estadounidense -actualmente muy radicalizada– y los tontos útiles de la derecha timorata que apoyan los vehículos eléctricos, que también los hay en EE.UU. pero no tantos como en Europa y, particularmente, en España.
En definitiva, lo que va a dilucidarse en este combate en los tribunales, que muy seguramente llegará al Tribunal Supremo, son las dos siguientes cuestiones.
1) ¿Es el CO2 un gas contaminate? Si no lo es, lo que es evidente, no puede ser sometido a la normativa de los gases realmente contaminantes, como el monóxido de carbono (CO), los óxidos de nitrógeno (NO2), las partículas sólidas, etc.
En EE.UU. los gases contaminantes fueron regulados mediante la Ley del Aire Limpio (Clean Air Act), de 1970, que autorizaba a la EPA a establecer las normas para proteger la salud humana.
2) ¿Fue o no constitucional que una simple agencia federal -la EPA- suplantara al Congreso de EE.UU. en adoptar la “declaración de peligrosidad” sobre el CO2?
TOMADO DE Políticas climáticas serán eliminadas en EEUU-A orillas del Potomac
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