Varios estudios lo demuestran: el chocolate, el queso y el vino tinto aumentan la longevidad

Nuevas investigaciones asocian estos tres alimentos con una vida más larga y saludable si se consumen con moderación y dentro de una dieta equilibrada

 



Sí, has leído bien: tus placeres culpables favoritos —el chocolate negro, el queso curado y el vino tinto— podrían ayudarte a vivir más. Lo avalan científicos, lo promueve la dieta mediterránea y lo confirma una de las mayores investigaciones sobre longevidad y nutrición.

¿Y si el secreto para vivir más y mejor estuviera en esos pequeños placeres a los que tantos se entregan con una mezcla de culpa y deseo? Un nuevo estudio internacional publicado este mismo mes de junio en la revista Nature Food, con datos de más de 120.000 personas durante más de una década, sugiere que alimentos ricos en flavonoides (como el chocolate negro) están relacionados con una mayor esperanza de vida.

Lejos de demonizarlos, la ciencia parece estar abrazando lo que las tradiciones mediterráneas ya intuían: que el equilibrio no solo es sabio, sino también saludable.

El chocolate negro: un dulce aliado del corazón

Durante años se pensó que el chocolate era un capricho sin valor nutricional. Sin embargo, estudios como el del North American Journal of Medical Sciences han demostrado que el chocolate negro, rico en cacao, contiene altas dosis de flavanoles polifenoles, compuestos con capacidad antioxidante antiinflamatoria. Estos ayudan a mejorar la circulación sanguínea, reducen la presión arterial y contribuyen a la salud cardiovascular.

El secreto está en el porcentaje: cuanta más pureza de cacao (idealmente, por encima del 70 %), más beneficios y menos azúcares añadidos. El consumo ideal oscila entre 20 y 30 gramos al día —una onza— según diversas revisiones científicas.

Queso: mucho más que grasas y calorías

Pocos alimentos han estado tan presentes en la mesa española como el queso. Y ahora, también en los laboratorios de investigación. El estudio publicado en Science Daily apunta que los productos lácteos fermentados, como el queso curado o semicurado, pueden estar asociados con una mayor esperanza de vida y una mejor salud ósea, gracias a su contenido en calcio, proteínas de alta calidad y vitamina K2, fundamental para la salud ósea y cardiovascular.

Además, algunos compuestos del queso podrían tener un impacto positivo en funciones cognitivas a medida que envejecemos. Eso sí, siempre que su consumo sea moderado y se integre en una dieta equilibrada.

Vino tinto: un brindis por la longevidad

La paradoja francesa (ese enigma según el cual los franceses tienen bajos niveles de enfermedad cardíaca a pesar de una dieta rica en grasas) podría tener en parte su explicación en el consumo de vino tinto. En él se encuentra el resveratrol, un compuesto presente en la piel de las uvas con propiedades antioxidantes. 

Aunque los estudios sobre el resveratrol en humanos no son concluyentes, el patrón dietético mediterráneo (avalado por la Fundación Española del Corazón y la propia AESAN) sí contempla el vino como parte opcional de una dieta saludable, en cantidades moderadas: una copa diaria para mujeres, dos para hombres, siempre acompañando las comidas.

Ninguno de estos alimentos hace milagros por sí solo. Pero cuando se consumen con mesura y dentro de un patrón alimentario saludable —como la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva y pescado— pueden potenciar sus efectos positivos.

Los autores del estudio publicado en Nature Food insisten en que los beneficios observados se deben al conjunto de hábitos, no a un único alimento mágico. No obstante, incluir chocolate negro, queso y vino tinto de forma consciente y moderada en nuestra rutina puede ser, además de placentero, un paso hacia una vida más larga y saludable.

Datos que refuerzan la tendencia

En 2024, el consumo per cápita de vino en España fue de 6,9 litros en el canal doméstico, lo que representa una disminución del 3,7 % con respecto al año anterior, según la Federación Española de Enología. De igual modo, el consumo per cápita de chocolate y cacao se estima en 5,7 kilogramos por año, según datos de Financial Food. Aunque durante años estos alimentos estuvieron en la cuerda floja de las dietas hipocalóricas, ahora se integran de forma más consciente, como aliados del bienestar si se eligen en sus versiones más puras y se disfrutan con moderación.

En resumen, la ciencia parece confirmar lo que tantos ya intuían: disfrutar del buen comer no está reñido con cuidarse. Si eres de los que saborea un trozo de chocolate amargo después de comer, acompaña una tabla de quesos con amigos o brinda con una copa de vino, quizá estás haciendo más por tu salud de lo que creías.

Porque vivir más no se trata solo de contar años, sino de saborearlos.

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